Scarlett Johansson ha causado un revuelo en el Festival de Cannes 2024. La actriz acusa a OpenAI de haber copiado su voz sin autorización para integrarla en ChatGPT. Según Johansson, la voz de «Sky» es una réplica perfecta de la suya. Esto ha llevado a una serie de denuncias legales y cuestionamientos sobre los derechos de propiedad y el uso ético de la inteligencia artificial.
Acusaciones y reacciones
Scarlett Johansson ha declarado públicamente su indignación y ha recurrido a sus abogados para exigir explicaciones a OpenAI. La actriz asegura que su voz fue copiada sin permiso para crear la voz de «Sky» en ChatGPT. Según Johansson, la similitud entre las voces es tan precisa que incluso sus amigos más cercanos no pudieron notar la diferencia. Esta situación ha llevado a presentar acusaciones legales contra OpenAI, demandando transparencia sobre el proceso de desarrollo de la voz utilizada.
La reacción de OpenAI no se hizo esperar. La empresa ha suspendido temporalmente el uso de la voz «Sky» mientras se investiga la veracidad de las acusaciones. Según un portavoz de la empresa, la voz es una mezcla de varias voces de actrices, y no una copia directa de la de Johansson. Esta respuesta, sin embargo, no ha calmado las aguas, y el debate sobre los derechos de propiedad y el uso ético de la inteligencia artificial continúa.
Implicaciones y desafíos éticos
Este incidente resalta nuevamente los desafíos éticos relacionados con el desarrollo de inteligencia artificial. Más allá de los derechos de propiedad sobre obras y voces, existe un riesgo significativo de usurpación de identidad. Para figuras públicas como Scarlett Johansson, demostrar la superchería puede ser más sencillo debido a su visibilidad. Sin embargo, este tipo de problemas podría afectar a cualquier persona en el futuro, complicando aún más la regulación y el control de estas tecnologías.
Las implicaciones legales de este caso podrían ser amplias y afectar futuros desarrollos en inteligencia artificial. Las preguntas sobre el uso ético de voces y otras formas de propiedad intelectual están más presentes que nunca. Este caso podría sentar un precedente importante para cómo se manejan estas cuestiones en el futuro. La necesidad de nuevas leyes y regulaciones para proteger a las personas contra posibles abusos es evidente, y este caso podría ser un catalizador para esos cambios.