El actor italiano y director Roberto Benigni deslumbró al público con su monólogo humorístico durante la misa de clausura de la primera Jornada Mundial de la Infancia en el Vaticano. Con una mezcla de humor y emotividad, Benigni capturó la atención incluso del papa Francisco, quien participó en la ceremonia religiosa. «¡Quiero darte un beso, Santo Padre!», exclamó Benigni, provocando risas y aplausos.
Un monólogo que roba corazones
El actor italiano Roberto Benigni sorprendió a todos en el Vaticano durante la Jornada Mundial de la Infancia con un monólogo humorístico que desató la risa del público. Durante media hora, Benigni combinó bromas y reflexiones, saludando a «todas las personas importantes» y haciendo como si se hubiera olvidado del papa Francisco. En un momento hilarante, miró al Papa y dijo: «Quiero darte un beso y bailar un tango aquí, ya que eres argentino». La audiencia no pudo contener las carcajadas.
Benigni continuó con su estilo característico, mencionando que dos guardias suizos le habían advertido que no podía tocar al Papa. «¿Un beso? ¿A qué sirven los besos si no se pueden dar?», bromeó antes de acercarse y besar al Papa en ambas mejillas. El actor no solo entretuvo, sino que también ofreció consejos a los niños presentes. Les instó a seguir sus sueños, pues entre ellos podría estar el primer Papa africano o asiático, o incluso la primera mujer Papa.
¿A qué sirven los besos si no se pueden dar?
El mensaje del papa Francisco a los niños
Antes del monólogo de Benigni, el papa Francisco celebró una misa en la Plaza de San Pedro para clausurar la primera Jornada Mundial de la Infancia. Dirigiéndose a los presentes, incluidos decenas de miles de niños y sus familias, el Papa enfatizó la importancia de la paz. «Oren especialmente por la paz», les pidió. En lugar de su habitual homilía larga, optó por una mini-lección de catecismo, adaptada para mantener la atención de los más jóvenes.
La ceremonia religiosa contó con la presencia de figuras destacadas como la primera ministra italiana Giorgia Meloni. El Papa argentino, de 87 años, mostró su habilidad para conectar con los niños mediante palabras sencillas y significativas. Les animó a cultivar sus sueños y les recordó que cada uno de ellos tiene un papel en la construcción de un mundo mejor. La combinación del humor de Benigni y el mensaje espiritual del Papa hizo del evento algo memorable para todos los asistentes.
