Aún en el siglo XXI, las enfermedades infecciosas representan amenazas significativas para las comunidades alrededor del mundo. Una de ellas, menos conocida pero no menos peligrosa, afecta a miles de personas cada año y desafía a los sistemas de salud globales. Mientras algunos países han logrado avances notables, otros enfrentan retos debido a las desigualdades geográficas que dificultan el acceso a tratamientos y prevenciones efectivos. La disponibilidad y la cobertura de inmunización varían dramáticamente, dejando poblaciones enteras vulnerables. Las vacunas meningocócicas emergen como herramientas clave en la lucha contra la enfermedad, pero ¿es su implementación uniforme? La realidad muestra que no, y la meningitis meningocócica continúa siendo un desafío para la salud pública que requiere atención y acción concertada.
