La empatía médica es un pilar fundamental en la atención sanitaria. Un médico que entiende el sufrimiento de un paciente no solo mejora la relación médico-paciente, sino que también incrementa los resultados clínicos. En una consulta, las palabras amables pueden transformar la percepción del dolor y reducir los reingresos hospitalarios. En palabras del doctor Julio Armas, «la enfermedad ya trata mal al paciente». Sin empatía, la calidad de la atención se ve comprometida.
Impacto de la empatía en los resultados clínicos
Los estudios científicos han revelado que una mayor empatía médica no solo mejora la relación médico-paciente, sino que también influye directamente en los resultados clínicos. Por ejemplo, en enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión, los pacientes tratados por médicos empáticos tienden a tener mejores índices de control de la enfermedad. Esto se refleja en un menor número de complicaciones y una mejor calidad de vida.
Además, la empatía puede reducir significativamente la percepción del dolor y disminuir los reingresos hospitalarios. Un estudio publicado en The Lancet en 2001 destacaba que los médicos que eran percibidos como ‘cálidos y amistosos’ tenían un ‘importante efecto terapéutico‘ en sus pacientes. Estas interacciones afectivas pueden, por tanto, tener un impacto tangible en la recuperación y bienestar del paciente.
La empatía no es solo una cortesía, es una herramienta clínica fundamental.
Estrategias para fomentar la empatía en el ámbito médico
La formación médica contemporánea está comenzando a incorporar programas formativos dirigidos a fomentar la empatía. Instituciones como el Instituto Borja de Bioética están a la vanguardia de esta iniciativa, ofreciendo cursos que equipan a los médicos con herramientas emocionales necesarias para desarrollar una mejor conexión humana con sus pacientes. Este enfoque biopsicosocial considera no solo la enfermedad, sino también el estado emocional y social del paciente.
Implementar un enfoque biopsicosocial en la práctica médica no solo mejora la conexión humana, sino que también optimiza los resultados de salud. Al entender y atender las necesidades emocionales de los pacientes, los médicos pueden prevenir muchas visitas y tratamientos innecesarios, lo que a su vez reduce los costos y mejora la eficiencia del sistema sanitario.
Desafíos y soluciones para evitar la fatiga compasiva
La fatiga compasiva es un riesgo real para los profesionales de la salud, especialmente en contextos de crisis sanitaria como la pandemia de la Covid-19. El desgaste emocional puede llegar a ser abrumador si no se maneja adecuadamente. Por ello, es vital que los hospitales y clínicas proporcionen soporte profesional y estrategias para mantener un equilibrio emocional.
Oriol Yuguero, director de urgencias en el Hospital Universitario Arnau de Vilanova, subraya la importancia de dotar a los médicos de estrategias para manejar su bienestar emocional adecuadamente. Al implementar pausas programadas y sesiones de descompresión emocional, se puede ayudar a reducir el impacto emocional del trabajo y proteger la salud mental de los médicos, permitiéndoles continuar brindando una atención de alta calidad.