El influjo de las pantallas en la salud mental infantil es un tema de creciente interés. Los dispositivos móviles pueden ser tanto una causa de problemas emocionales como un refugio en tiempos difíciles. ¿Cómo afecta esto al desarrollo emocional de los niños? La interacción reducida con padres y compañeros, especialmente durante la pandemia del coronavirus, ha aumentado el uso de pantallas, generando preocupación y debates sobre su impacto en los más pequeños.
Factores determinantes en el uso de pantallas
El contexto y contenido del tiempo de pantalla son factores clave en el impacto sobre la salud mental infantil. Un entorno controlado, donde los dispositivos se utilizan bajo la supervisión adulta, y con un contenido educativo adecuado, puede ser beneficioso. Esto contrasta con el uso no supervisado, que a menudo conlleva a la exposición a contenidos no apropiados para la edad.
La calidad de la interacción entre padres e hijos es igualmente vital. La regulación emocional, una habilidad crítica en el desarrollo psicológico de los niños, se ve afectada cuando los dispositivos móviles reemplazan el tiempo de calidad en familia. El compromiso activo de los padres en las actividades de sus hijos, incluido el tiempo frente a las pantallas, fomenta un crecimiento emocional saludable.
Consecuencias del uso temprano de dispositivos móviles
La introducción prematura a los dispositivos móviles ha sido vinculada a un incremento en la frustración y las rabietas. Según estudios recientes, los niños que empiezan a usar estos dispositivos a los tres años y medio muestran más problemas de comportamiento a medida que crecen. Esto sugiere una correlación entre el tiempo de pantalla excesivo y las dificultades en el desarrollo de habilidades emocionales.
Además, la falta de interacción social adecuada durante la etapa preescolar, una fase crítica para el aprendizaje emocional y social, puede tener efectos duraderos. Los expertos recomiendan equilibrar el tiempo de pantalla con actividades que promuevan la interacción cara a cara, esencial para aprender a leer las emociones y reaccionar adecuadamente ante ellas.
La interacción cara a cara es fundamental para el aprendizaje emocional de los niños.
Pandemia y el aumento del tiempo frente a las pantallas
Durante la pandemia de coronavirus, se observó un aumento significativo en el tiempo que los niños pasan frente a las pantallas, pasando de 5 minutos diarios en 2020 a 55 minutos en 2022. Este cambio abrupto, causado por las restricciones de movilidad y la necesidad de actividades en casa, ha incrementado los niveles de estrés tanto en niños como en padres.
La falta de rutinas estables y el aumento del uso de pantallas han creado un escenario complejo para la gestión emocional y el desarrollo infantil. La situación subraya la importancia de un enfoque equilibrado y consciente hacia el tiempo de exposición a las pantallas, reconociendo su impacto multifacético en la salud mental y emocional de los más jóvenes.
