El atentado contra Trump del pasado 13 de julio ha dejado al descubierto inquietantes detalles sobre las búsquedas en internet realizadas por el pistolero, Thomas Matthew Crooks. Según el director del FBI, Crooks investigó el asesinato de Kennedy por parte de Lee Harvey Oswald antes de atentar contra el expresidente. Su fallido intento de magnicidio y los errores del Servicio Secreto han generado un intenso debate sobre las medidas de seguridad en eventos públicos.
La planificación detrás del intento de magnicidio
Thomas Matthew Crooks, de 20 años, realizó búsquedas en internet relacionadas con el asesinato de Kennedy antes de su intento de atentado el 13 de julio contra Donald Trump. Esta información fue confirmada por el director del FBI, quien destacó la relevancia de estas consultas en la preparación del ataque. Crooks había indagado específicamente sobre la distancia desde la que Lee Harvey Oswald disparó al presidente Kennedy, un detalle que revela la seriedad de su planificación.
El joven, quien abrió fuego desde aproximadamente 140 metros de distancia del escenario donde se encontraba Trump, había estado muy centrado en el mitin desde el 6 de julio. La meticulosidad de su preparación quedó evidente no solo por sus búsquedas online, sino también por su visita a la zona del mitin una semana antes del ataque, y su retorno en dos ocasiones el día del suceso, incluyendo el uso de un dron para captar imágenes del lugar.
El intento de asesinato subraya la importancia crítica de revisar los protocolos de seguridad en eventos políticos grandes.
El fallo operativo del Servicio Secreto
La directora del Servicio Secreto de EE.UU., Kimberly Cheatle, admitió que el atentado constituyó «el fracaso operativo más significativo de la agencia en décadas». Este reconocimiento subraya las deficiencias en las medidas de seguridad implementadas durante el mitin de Trump. Aunque Crooks fue finalmente neutralizado por un francotirador, ya había logrado disparar ocho balas, una de las cuales rozó a Trump y mató a un espectador.
El atacante había comprado legalmente el arma, un rifle semiautomático AR-15, una década antes a través de su padre. Además, tenía a su disposición otras 14 armas en su residencia. La habilidad de Crooks para merodear en el área del mitin al menos una hora antes del evento y la falta de seguimiento eficaz por parte del Servicio Secreto destaca aún más las fallas en la seguridad.
El perfil y motivaciones del atacante
Thomas Matthew Crooks, el joven pistolero de Butler, Pensilvania, demostró un enfoque alarmante y meticuloso en los días previos al atentado. Las investigaciones del FBI revelaron que su interés no solo se limitaba al evento político, sino también a figuras históricas como Lee Harvey Oswald. Esta obsesión por detalles históricos del magnicidio plantea preguntas profundas sobre sus verdaderas motivaciones.
A pesar de la gravedad del incidente y las trágicas consecuencias, este caso ofrece una oportunidad para revisar y fortalecer los protocolos de seguridad. La historia personal de Crooks y su acceso a armamento extenso subrayan la necesidad de considerar reformas significativas en las políticas de control de armas y seguridad de eventos públicos para prevenir futuros intentos similares.